Cómo molan esos días en los que uno sale del trabajo y llega a casa de madrugada. Suelen ser noches épicas de juergas improvisadas que quedarán en tu recuerdo para toda la vida. El único "problemilla" que tienen es que cuando estás subiendo en el ascensor de casa con un ansia imparable de dormir la mona, tu cerebro se conecta por un momento a la realidad (ya podía quedarse buceando en el alcohol un ratito más…) y te hunde en la miseria al encenderte la bombilla del calendario: es jueves.
Menudo drama… que dura un minuto, lo que tardas en mirar el reloj agobiado y piensas que “bueno, aún puedo dormir tres horitas”. Todo lo ingenuo que eres por el alcohol a esas horas lo conviertes en rabia, desesperación y lamento cuando suenan los cinco despertadores del móvil que has puesto a y 55, y 56, y 57, y 58, y 59 y en punto. A partir de aquí, tu misión es sobrevivir a la jornada de trabajo. Grábate estos consejos como los 10 mandamientos para no volver a tropezar en la misma piedra:
1. Dúchate
Ayúdate de las manos en las paredes para guiarte porque harás el camino a ciegas y cuidado con las puertas cerradas. Cuando consigas entrar en la ducha quédate un buen rato debajo del chorro de agua.
2. Ponte de punta en blanco si tienes que ir en traje
Si por lo contrario el código es casual, elige algo estándar, limpio y bien planchado, pero que no llame la atención. SI consigues ser un cono por un día habrás triunfado.
3. Usa antiojeras
Si eres mujer, tira de maquillaje discreto pero tapa las carencias en los ojos. Y si eres hombre, cógele el antiojeras a tu mujer que por un día que te maquilles no va a pasar nada. Si vives soltero probablemente lo más parecido al maquillaje que tengas por casa son las especies de la cocina así que... olvídalo no sea que acabes en urgencias.
4. Tómate un bidón de café
Café americano, bien largo, en un termo gigante que te dure hasta que llegues al trabajo y si puedes hasta la pausa del desayuno. Aunque nos seas de los que la cafeína le afecta, tu cabeza hará que está vez sí lo haga para bien.
5. Y otra garrafa de agua para hidratarte
Las resacas sin agua son peores que una semana en el desierto sin ella. Por la mañana, bebe todo el rato que además cuando leas el próximo punto verás que no solo es por tu salud...
6. Da una cabezada en el baño
Ambos puntos anteriores ayudan a ir al baño, donde puedes aprovechar a dar una cabezada en el retrete. Es como una mentirosa piadosa: sabes que no está bien pero todos en algún momento hemos tenido 5 minutos de debilidad. Eso sí, pon la alarma del móvil si no quieres acabar en la lista de desaparecidos.
7. Ponte música que te active
Aunque te duela la cabeza, evitarás dar cabezazos en público, que es uno de los mayores bochornos porque crees que no te ven pero TE VEN. Además es mejor aislarse para disimular. Que nadie sepa que tienes resaca… excepto los que se la pegaron contigo el día anterior, por motivos obvios.
8. Descuenta los minutos para hacer una pausa
Y, aunque no esté bien, si puedes finge algún problema para estirar por un día el parón. No mires el reloj demasiado porque puede ser una tortura, pero no perdones ni un minuto para ir a desayunar y estíralo tanto como puedas.
9. Hazte una lista de tareas
Separadas en fáciles y difíciles y haz las fáciles para que parezca que has hecho algo. Siempre podrás cubrirte si te piden que reportes tu día y en cambio puedes alargar las difíciles con alguna “respuesta plantilla” tipo “lo estoy mirando”, “en cuanto termine con esto me pongo”, etc.
10. Pide teletrabajar
El premio gordo es si tu tipo de trabajo te lo permite conseguir (o fingir pero esto yo no te lo he dicho) una reunión vía skype con un cliente, proveedor, contacto etc. Importante: que sea de confianza y que el tema a tratar sea secundario. Y si puedes ponértela fuera de la oficina, ¡aleluya!
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