La cerveza: ese elixir que compite mano a mano con el aceite de oliva por el sobrenombre del famoso oro líquido. Y es que a todos nos gusta (y si no, a casi todos) la cervecita del aperitivo, de la comida, de media tarde, de antes de cenar, las de la cena, las de después e incluso las de quitar la resaca. Las tenemos de todos los gustos y sabores, pero nunca son demasiadas. Hasta que nos damos cuenta de sus consecuencias y llega la curva de la felicidad; la tan temida barriga cervecera.
Para algunos, señal de buena vida, mientras que para otros es una crisis existencial. Sin embargo, según diversos estudios, hemos llegado a la conclusión de que no todas las barrigas cerveceras son iguales si no que podemos distinguir fácilmente tres tipos diferentes.
1. La barriga hipster
La llevas bien, con orgullo, nada muy abultado pero si visible. Un hombre despreocupado, sin prejuicios, te gusta la buena vida y no tienes miedo en mostrarte tal y como eres. Para muchas chicas es incluso adorable, señal de un hombre sin prejuicios y que se fija en el interior más que en el exterior.
2. La Homer Simpson
Los chiringuitos son tu hábitat natural en verano. Te gusta la cerveza y te gusta demasiado. Cuando empieza la temporada de fútbol ya no hay vuelta atrás, son findes de bar o de sofá y cerveza. Tu barriga te ha costado muchas ligas a las que ya no vas a renunciar por nada del mundo.
3. El abdominal de gimnasio
Vas al gimnasio, te cuidas, sacas bíceps sin problemas, nunca te saltas tus proteínas pero…no has quemado grasas antes de ponerte con los abdominales. Buscando el six-pack perfecto te has quedado en un caparazón duro, hinchado y resistente. Es hora de cambiar de rutina.
Fuente de las imágenes: Giphy.
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