Te sientes orgulloso por haber salido a correr, de haber vencido a la pereza. Sonríes mientras recorres el paisaje teñido de rojo por el otoño y de repente un olor invade tu fría nariz, se trata del olor a castañas. ¿Quién se puede resistir a ese gran manjar? Si es que no eres tú, es la vida que solo pone impedimentos para no correr. Luego el impedimento serán los turrones, si es que la vida del runner es muy dura. ¿Y vosotros? ¿Seréis capaces de resistir a las famosas castañas?
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