Como en casi todo en la vida, hombre y mujeres no tienen demasiados puntos en común. El sexo tampoco es uno de ellos normalmente, por lo que no es fácil para ninguno de los dos detectar si su pareja está fingiendo un orgasmo.
Como bien apunta el médico Abraham Morgentaler en una obra que culminó 25 años dedicados al orgasmo masculino ('Why men fake it: The totally unexpected truth about men and sex'), "desconfía de un hombre que hable mucho durante el sexo ni tampoco confíes en el que grita demasiado".
El hombre es de sonrisa permanente o morderse los labios y poner todo el énfasis expresivo al alcanzar el clímax. De hecho, si termina y no le pone demasiada pasión, sospecha también. Además, dos pistas obvias pero infalibles son que no haya presencia de semen después del orgasmo (en general) y que la erección permanezca en el tiempo pasado un corto espacio de tiempo desde el final del mismo.
En el caso del sexo femenino, la cosa es más compleja. La mujer lo tiene más sencillo a la hora de fingir el orgasmo. De hecho, no hay pistas tan infalibles como en el caso de los hombres. Son sobre todo sensaciones. Por ejemplo, los gritos deben parecer de verdad como también lo debe ser su mirada, sus gestos y el lugar que ocupa su mente.
Muchas veces la mujer da la sensación de ocupar un lugar de otro mundo en el momento del clímax. Eso, aunque pueda parecer que no, sería bueno. Si en cambio se dedica a recordarte que tiene que ir a recoger a los niños… la cosa no pinta bien.
Hay otras pruebas algo más objetivas: la temperatura corporal y el ritmo cardiaco deben subir y la humedad en sus partes íntimas suele ser notable también. Además, la vagina, el útero y los músculos pélvicos sufren habitualmente contracciones cuando las mujeres tienen orgasmos por lo que puedes notarlas perfectamente.
Lo contrario denotaría que el orgasmo no ha sido tal. Pero es posible que la otra persona, y más cuando está metida en faena, no esté pendiente de estos detalles. Por eso, dos últimas pistas: si después del orgasmo tiene una energía sobrehumana y te pide más, amigo/a, puedes levantar con orgullo la cabeza.