Hay veces en la vida que una, por muy rutinaria que sea, se plantea cambiar algo en su vida. Hay gente que decide dejar su trabajo y montar una escuela de buceo en la otra punta del mundo pero para llegar a ese punto de valentía hay que empezar por las pequeñas cosas.
Los pequeños pasos que van deshaciendo los nudos de las cuerdas que nos atan al que pensarán los demás y que nos impiden disfrutar muchas veces de la vida en plenitud. Así que un lunes antes de ir a trabajar decidí que no iba a usar sujetador durante toda la semana. A lo Kendall Jenner. Parece una tontería pero cualquier mujer sabe lo difícil que es romper muchas veces tabúes como éste con una misma.
En cuanto eché a andar las primeras sensaciones fueran lógicamente incómodas. La sensación de repente de no llevar todo bien sujeto sino todo lo contrario es cuanto menos extraña. No puedes no ir mirándotelas todo el rato ni dejar de estar pendiente de cada sensación que experimentas.
Te pasas cada hora yendo al baño a mirarte en el espejo si es verdad que se caen por momentos, algo que obviamente no es verdad. Sí son verdad en cambio las molestias en la espalda que sentí cuando acababa el día. Y es que el sujetador ayuda a los músculos a repartir el peso del pecho.
Si tus senos son de un tamaño considerable, y no tienes costumbre de no llevar ropa interior, sufrirás dolores tanto de espalda como en los propios pechos debido al continuo movimiento de todo el día. Es normal, pienso, parte del proceso de adaptación.
El martes aún no sabía qué ponerme para disimular que no llevaba sujetador. Y este día era más importante porque sí tenía planes, no como el lunes. Naturalmente opté por una prenda conservadora porque no quería ir marcando los pezones.
Y es que el bofetón de los comentarios y las miraditas de los demás es una realidad. Te afecta de lleno en los primeros días. Se los aceptas a tus amigas y familia porque son de extrema confianza, y aunque quieres bromear con ello, no puedes evitar que te toque un poco la moral.
Sin embargo, la vida va cambiando de color según avanzan los días. Hay que ser valiente y aguantar ese primer arreón, porque lo que todo eran molestias físicas, dudas cuando te mirabas al espejo y darle vueltas al coco, pasa a llamarse libertad, comodidad y seguridad en una misma, confianza y atrevimiento a la hora de vestir e indiferencia ante las opiniones de los demás.
Puede que en tu caso las sensaciones y la evolución de las mismas sean diferentes, pero en cualquier caso anímate a probarlo y saca esas dudas que tienes. En cualquier caso, te enriquecerá y te sentirás bien por haber sido capaz de romper aunque sea en un pequeño detalle la rutina de lo establecido. Puede que decidas que ésta te guste más que lo nuevo por explorar, pero qué mejor que poder decidir en base a la experiencia.