Son muchas las palabras y frases que se han usado en castellano para tratar de traducir mindfulness. Sin embargo, ninguna parece convencer, de ahí que se siga usando la voz inglesa. Podríamos definirlo como la atención plena, es decir, centrar todo nuestro interés, observación, reflexión en el momento presente, en una situación puntual, sin juzgar, sin intentar controlarla, simplemente embebernos en eso que estamos haciendo.
Y os preguntaréis… ¿qué tiene que ver esto con el deporte? Bastante. Por todos es sabido que para tener un buen rendimiento deportivo no basta con estar bien físicamente, también es clave el aspecto psicológico. Es mucho más importante de lo que nos pueda parecer. Los equipos de alto nivel de muchos deportes ya cuentan con un psicólogo entre su equipo técnico, y los psicólogos deportivos reconocen que el mindfulness puede ayudar a mejorar el rendimiento.
Estar absolutamente atentos a lo que estamos haciendo. Sin ir más allá. A nuestra carrera si hacemos running, al pedaleo cuando estamos encima de la bici, a cada brazada si luchamos contra el agua. Lograr esa plena atención nos hará ser mejores. Algunos ejercicios básicos de mindfulness son estos.
1. La respiración
Vamos a empezar por algo sencillo. Un minuto concentrados en nuestra respiración. No hay nada más. Ojos abiertos, el aire entra por la nariz y sale por la boca. Notamos cómo llega y se va. Escuchamos el aire.
2. Música
Nos sentamos en el sofá, cerramos los ojos y escuchamos música. No hace falta que sea relajante, cada uno el tipo que le guste. Pero vamos a prestar atención a cada sonido, a advertir detalles que nunca habíamos detectado. A meternos en el vaivén de los acordes.
3. Ducha
Seguro que esto ya lo hacemos. Pues ahora se llama mindfulness. El agua cayendo sobre nuestra cabeza y deslizándose por todo nuestro cuerpo. Fuera hace frío y esa ducha nos transporta. Disfrutemos el momento. Estamos solos, tranquilos. Olvidemos los problemas unos segundos.
2. Un objeto
Este es un buen ejercicio mindfulness y antiestrés. Probemos a hacerlo de una manera particular: estás en el trabajo, las tareas se acumulan, ¡¡no te da la vida!! Vale, tranquilicémonos, elije un objeto cualquiera y concéntrate en él durante dos o tres minutos. En sus características ocultas. En su color, forma, todo.
5. Con otra persona
Ejercicio parecido al primero de la respiración, pero esta vez acompañados. Nos sentamos, nos damos las manos y nos concentramos en la respiración de ambos.
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