La fibromialgia es un trastorno reumático y crónico que causa dolor generalizado e hipersensibilidad en músculos, tendones y ligamentos del cuerpo. Es una enfermedad mayoritariamente femenina -entre el 80 y el 90 por ciento de las personas diagnosticadas son mujeres- pero también presente en hombres y niños. No obstante, la mayoría de diagnósticos se realizan en la edad adulta y tras varios años de consulta. Repasemos más a fondo qué es la fibromialgia y cómo un ejercicio físico equilibrado puede ayudar a aliviar los síntomas hasta cierto punto.
¿Quién padece fibromialgia?
Se estima que un 4% de la población. La fibromialgia es de difícil diagnóstico y las causas son desconocidas, por lo cual es más frecuentmeente diagnosticada en individuos que padecen ciertas enfermedades -artritis reumatoide, lupus, espondilitis anquilosante- y en aquellos que tienen antecedentes familiares. Otros factores, como experiencias traumáticas o lesiones recurrentes, parecen tener también relación con la fibromialgia.
¿Cuáles son los síntomas?
Los principales síntomas incluyen dolor muscular, entumecimiento, problemas de sueño, fatiga, ansiedad, rigidez por las mañanas, y falta de memoria o dificultad para concentrarse (a estos lapsos de memoria a veces se les llama “fibroneblina”).
¿Cuál es el tratamiento?
No es sencillo tratar la fibromialgia, y generalmente el tratamiento es totalmente individualizado -por eso, interesa disponer de un médico especializado-. Suele incluir sesiones de fisioterapia, medicación y el ejercicio también es aconsejable. Entre los ejercicios recomendados están: caminar, natación, yoga, tai-chi, pilates y cualquier ejercicio aeróbico bien hecho. La terapia más novedosa es la de siempre: hay que moverse. También hay enfermos que recurren al uso de drogas medicinales, aunque este uso sigue siendo comprometido.
Como hemos repasado, las causas de la fibromialgia aún no son conocidas, pero existe una gran red de apoyo en Internet. Para hombres, hay varios foros con miles de usuarios que comparten sus experiencias y tratamientos. Como cualquier enfermedad crónica, el apoyo psicológico de otras personas es crucial para aprender a vivir con los síntomas.