¿Tienen cosas común que les pasan en el cerebro a las personas que tienden a la infidelidad o cada uno lo es por sus circunstancias? Es una pregunta que cuanto menos levanta la curiosidad, ¿verdad? Lo cierto es que el número de infieles es muy grande en España; de hecho los estudios nos ponen a la cabeza de Europa en esta materia, por lo que la ciencia hace bien en preguntarse si hay una razón empírica para que se den estas conductas durante la vida en pareja.
En primer lugar, está claro que hay razones sociales y personales de cada caso que priman sobre cualquier otra, pero más allá de ellas, se puede establecer un patrón común de lo que les pasa en el cerebro a este tipo de personas.
La base siempre es una situación emocional tendente a ello, ya sea por un distanciamiento con su pareja, un acercamiento o dependen de una tercera persona, o simplemente se deba a motivos sexuales o a un momento de pérdida de control por culpa del alcohol o alguna otra sustancia deshinibidora.
A partir de aquí, se puede hacer una distinción entre sexos. En el caso de la mujer, su cerebro funciona de forma más compleja por lo que quitando la opción de la búsqueda de mayor placer sexual, lo que ocurre por su cerebro para ser infiel tiene un carácter más íntimo, personal y complejo que en el caso del hombre.
Una de las causas más habituales por ejemplo es el no sentirse valorada por su pareja. Para una mujer es importante sentirse especial y deseada y los hombres suelen ser muy poco constantes en el tiempo con sus parejas, simplemente dan por hecho que ellas se sienten así pero se equivocan; deben mantener la mecha encendida y hacérselo ver siempre.
En otras ocasiones, la mujer necesita encontrar una relación más emocional, que salga de la rutina encasillada en la que a veces se convierte la vida en pareja estable. Su cerebro hace click y se abre a la búsqueda de lo que no encuentra en su vida diaria: sensaciones, pasión, más intimidad, etc. Y en tercer lugar, la otra gran razón que suele ocurrir en su cerebro para ser infieles es el ánimo de venganza con su pareja, ya sea porque ha sufrido ella antes una infidelidad, por un desengaño o cualquier otra razón que les lleve a pensar en la venganza.
En cambio, los pensamientos más habituales de los hombres son mucho más primarios y básicos, como de costumbre. El cerebro del hombre le pide más estimulación y excitación o simplemente le lanza el mensaje de la necesidad biológica.
El hombre suele ser impulsivo por lo que en el cerebro suelen mandar los instintos primarios y esto es una causa evidente de la infidelidad. El otro pensamiento de peso que tiene lugar en el cerebro y le lleva a ser infiel es tan sencillo como el aburrimiento. El hombre se aburre fácilmente, algo en su cerebro se conecta que piensa demasiado en ese aburrimiento y a partir de ahí todo se puede desencadenar.
Así que si en tu vida ocurren situaciones parecidas a las descritas en este texto, es posible que en tus neuronas esté cultivándose un caldo de cultivo idílico para la infidelidad.