Deportes que cuidan tus rodillas

Las rodillas son una de las partes del cuerpo más propensas a sufrir lesiones. Es raro encontrar a una persona que de pequeña jugara al fútbol y no haya tenido una lesión de rodilla, ya sea leve o grave. Esguinces, distensiones o desgarros son las patologías más habituales Es importante que las protejas y, la mejor forma de hacerlo es fortaleciéndolas. ¿Cómo lo consigues? Realizando una serie de ejercicios que cuidan tus rodillas.

Si nos referimos a deportes específicos, tanto el ciclismo como la natación son dos disciplinas que ayudarán a fortalecer la musculatura de la rodilla y, por ende, a que podamos practicar otros deportes. También patinar y, por supuesto, caminar.

¿Y qué decir del manido running? Se puede correr, por supuesto, y esto no tiene por qué ser malo para las rodillas. Pero debemos prepararlas para ello: nadando, montando en bici, haciendo un buen calentamiento o tratando (al menos en un principio) de correr en una superficie plana. En definitiva, estos ejercicios que vamos a listar, y que cuidan tus rodillas, también sirven para evitar lesiones típicas.

5 ejercicios que cuidan tus rodillas

1. Apoyos
Aguantar apoyos sobre superficies inestables, como un roller, servirá para activarnos neuromuscularmente.

2. Squat
Apoyados de espaldas en la pared, vamos bajando la espalda hasta que nuestras piernas formen un ángulo de 90 º.

3. Zancadas
Zancada larga con una pierna, bajamos hasta que la de atrás toque (o quede muy cerca) del suelo, y repetimos la operación.

4. Ejercicios de propiocepción

Se trata de dominar la posición de las articulaciones. Un ejercicio puede ser pasarnos una pelota con otra persona apoyados solo en una pierna. Otro  sistema efectivo es correr manejando la pisada, por ejemplo, sin pisar las líneas rectas que haya en el suelo.

5. Sentadillas
No hace falta hacer una explicación demasiado extensa. De pie, piernas a la altura de los hombros, bajamos despacio (mejor hacerlo con los brazos estirados para mantener más fácilmente el equilibrio), llegamos hasta que las piernas formen un ángulo recto con la parte superior del cuerpo (como si nos sentáramos en una silla) y volvemos a subir.