La vida de Víctor Tasende es un cuento de superación en mayúsculas. Quizás muchos estéis hartos de este tipo de historias, trufadas muy habitualmente de manidas frases como “si quieres, puedes” o “el único límite es el que te marques”. Este artículo no va a caer en eso, solo se limitará a contar (muy por encima porque daría para un libro) la historia de este chico que, ahora, tiene 29 años. Lo de que ‘daría para un libro’ no es una forma de hablar, es que Víctor Tasende presentó, en 2015, su libro: El segundo que cambió mi vida.
1. La desgracia
Con 17 años, en 2005, Víctor Tasende quedó tetrapléjico tras tirarse a la piscina y golpearse con la cabeza en el suelo. Cómo él mismo recuerda, fueron horas llenas de lágrimas y lamentos, pero en las que ya se barruntaba lo que sucedería después: Tasende se prometió que, si salía de esa, no pararía de emprender retos. De soñar.
Le diagnosticaron tetraplejia incompleta. Ergo, un diagnóstico tan cruel como amplio es el abanico que abarca: “quizás no vuelvas a moverte nunca, pero puede que algún día puedas valerte por ti mismo”, le dijeron.
2. La luz
Pero Víctor Tasende salió adelante y, un día, los médicos le dieron una maravillosa noticia: “Puedes hacer todo el deporte que quieras”. De sufrir para cruzar una alfombra en el suelo, pasó a imaginar retos magníficos. Inalcanzables para muchos. Comenzó a correr y a pedalear, además de practicar otros deportes.
Para recuperar la movilidad de la parte izquierda de su cuerpo, que se resistía a despertar, se inició en el remo y llegó a competir en la máxima categoría de este deporte en Galicia. Fue entonces cuando descubrió que pocas cosas, o ninguna, se le iban a resistir, y por su cabeza comenzaron a surgir nombres: Titan Desert, Ironman. Palabras mayores.
3. Los retos
En 2013 la Titan Desert y el Triatlón Media Distancia de Calella. En 2014, la Ruta Dumbría, Wings for Live de Barcelona, Ironman de Lanzarote, Hércules XTRM A Coruña, Dumbría Desafío Atlántico y Ironman de Barcelona.
Impresionante es poco. Víctor Tasende renació en una cama de hospital tras saltar a la piscina por última vez. Allí se prometió no rendirse y, de momento, está claro que no piensa hacerlo.
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