Cuando se produce un déficit de hierro, disminuye la cantidad de glóbulos rojos y con ellos se reduce la hemoglobina para transportar oxígeno a las células y los tejidos lo que acaba derivando en anemia. El hierro es un mineral esencial para producir glóbulos rojos y si bajan sus niveles en sangre se produce la anemia ferropénica, conocida como la anemia del corredor ya que correr es una actividad que requiere un alto nivel de exigencia física y un esfuerzo excesivo que puede provocar la pérdida de minerales a través del sudor, además de que el impacto del talón en el suelo debilita los glóbulos rojos.
Además del esfuerzo excesivo, la anemia del corredor puede venir causada por una mala alimentación pobre en alimentos ricos en hierro o una mala absorción de éste. La falta de concentración, trastornos en el sueño, falta de apetito, taquicardias, nerviosismo, hipersensibilidad al frío, cambios de humor, irritabilidad, pérdida de la libido y falta de concentración pueden ser también señales de que los niveles de hierro están bajos.
¿Cómo saber si padeces la anemia del corredor? Cuando disminuyen los niveles de hierro, y con ellos los de hemoglobina, los músculos no reciben suficiente oxígeno, lo que produce que se reduzca la capacidad aeróbica y el rendimiento general que se manifiestan en un cansancio excesivo, palidez, dolor de cabeza y dificultad para respirar durante el ejercicio. Ante estos síntomas, es importante acudir al médico para realizar un análisis de sangre para conocer los niveles dehemoglobina, glóbulos rojos, hematocrito, transferrina, hierro y ferritina. Esta última es la proteína que almacena el hierro por lo que si sus niveles figuran por debajo de los 30 ng/ml en hombres o 14 ng/ml en mujeres estamos ante un caso de anemia ferropénica claro.
¿Cómo combatir la anemia del corredor? La primera medida para aumentar los niveles de hierro es a través de una alimentación variada y equilibrada incluyendo alimentos ricos en hierro como carnes rojas, el hígado de cordero y pollo, las algas, la levadura de cerveza, los moluscos como almejas, berberechos, mejillones… así como aquellos que favorecen su absorción, como los que contienen vitamina C: kiwi, pomelo, naranja, fresas.
También es recomendable reducir el consumo de café o té, ya que estos impiden la correcta absorción del hierro, así como los alimentos ricos en fibra. Aunque son muy beneficiosos para la salud, los vegetales de hoja verde también dificultan su correcta absorción por lo que es recomendable ponerlos en remojo en agua caliente de 5 a 10 segundos, para reducir el oxálico sin reducir el contenido de hierro, y acompañarlos de algún componente ácido.
En casos más extremos se pueden tomar suplementos, siempre por prescripción médica ya que éstos pueden tener efectos secundarios no deseados.
Alcanzar los niveles óptimos de hierro puede llevar varios meses por lo que también se aconseja reducir la exigencia de los entrenamientos hasta que desaparezca la anemia para no interferir en el tratamiento ni agravarla.
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