A lo largo de la vida vamos adquiriendo, tanto de forma inconsciente como consciente, unos hábitos alimentarios más o menos sanos que dependen de muchos factores y, aunque lo ideal es ir haciéndolo desde pequeñitos nunca es tarde para entrenar el paladar para comer más sano. Cambiar de hábitos puedes resultar difícil pero, al final y después de un tiempo, acaba convirtiéndose en algo natural y alimentarse de forma saludable se convertirá en una rutina y mucho más agradable y satisfactorio de lo que muchos creen.
“Entrenar el paladar para comer más sano no tiene porqué ser complicado” explica Michael Pollan (“Saber comer: 64 reglas básicas para aprender a comer bien”) “en esta época de dietas milagrosas demasiado elaboradas y consejos contradictorios sobre salud y nutrición” ya que, advierte, "ya no vemos alimentos sino gluten, grasas, nutrientes, hidratos de carbono", etc… o, en el extremo contrario, recompensas, caprichos, placeres, etc… para alimentar emociones más que alimentar el cuerpo, teniendo que cuenta que hay que comer de todo para tener una dieta equilibrada siguiendo la pirámide de los alimentos.
Para empezar a reeducar el paladar para comer más sano hay que empezar por, en la medida de lo posible, elegir alimentos frescos y naturales, aquellos que acabarán pudriéndose, ya que cualquier alimento procesado o envasado es menos nutritivo y, a la larga acaban siendo perjudiciales para la salud. Aunque los alimentos procesados tienen mucho sabor, nuestro paladar agradecerá el sabor genuino de los alimentos frescos en vez del sabor a “artificial” de los productos industriales llenos de aditivos químicos. Igualmente Pollan recomienda prestar atención a los ingredientes que contienen los alimentos y evitar los que citen cualquier clase de sales, azucares o edulcorantes entre los tres primeros ingredientes ya que suelen ir ordenados de los que más cantidad contienen a menos, los que contengan sustancias que nadie guardaría en la despensa, que tengan más de cinco ingredientes en su composición o que “un niño de primaria no pueda pronunciar”.
Además de evitar los alimentos elaborados con gran cantidad de sal, también es importante empezar a reducir la cantidad de sal que se utiliza en casa a la hora de cocinar o al aliñar las comidas. De esa forma se empieza a descubrir los sabores reales de los alimentos y, en unos días, el paladar se habrá acostumbrado. Lo mismo pasa con las salsas, sólo aportan sabores excesivamente artificiales, engordan y, además, hacen que se acabe abusando del pan. Con este sencillo paso, poco a poco se descubren una gran cantidad de sabores auténticos como el de las carnes, los pescados o las verduras.
Al descubrir los sabores reales de los alimentos, cada vez se pueden ir introduciendo más vegetales con una increíble variedad de sabores que nos encantarán y que harán de nuestra dieta una fuente de salud natural ya que la mayoría de los elementos que necesitamos para mantenernos sanos están en las plantas (frutas y verduras), cuyo aporte calórico es menor, por lo que además de sanos, conseguiremos mantener el peso de una forma sencilla y sin grandes restricciones. Las ensaladas pueden convertirse en platos muy divertidos llenos de color y salud.
Cocinar en casa contribuye a que el paladar se acostumbre a los sabores más naturales sin las alteraciones químicas que se introducen en los alimentos procesados para hacerlos más duraderos, hasta podemos introducir la conocida como "comida basura" en la dieta si se hace en casa. Cuando es casera, este tipo de comida pierde el calificativo de "basura", ya que hasta unas patatas fritas son mucho mejores que las precocinadas porque los ingredientes serán naturales. Lo mismo pasa con pizzas, fritos, rebozados, etc…. Si se hacen en casa utilizando carne, verduras y otros ingredientes caseros y naturales, el resultado será mucho más saludable e, incluso, más rico y sabroso… Pero ojo, tampoco hay que abusar de este tipo de comidas, ya que aportan muchas calorías al organismo, aunque si se opta por cocinarlos en el horno en vez de freírlos en aceite bajará considerablemente su aporte calórico y podremos incluirlos más veces en la planificación semanal.
Y es que para reeducar el paladar también ayudar cambiar algunas formas de preparar los alimentos para que comer sano sea mucho más fácil. Las comidas hechas al vapor, al horno, a la plancha, en papillote, etc… tienden a conservar mejor los nutrientes de los alimentos sin añadir calorías extras.
Además de cómo cocinar los alimentos también hay que aprender a comerlos. Si se come rápido, sin pensar en lo que se está haciendo, no se llega a ser consciente de lo que estamos ingiriendo ni la cantidad ni sabremos identificar la sensación de saciedad cuando ésta se produce y llega al cerebro por lo que acabaremos comiendo más de la cuenta. Para empezar a disfrutar de los alimentos es importante acercarse a la comida y, antes de ponerse a consumirla, hacer unas respiraciones para recuperar la calma, observar, analizar y oler los alimentos que tenemos delante. Cuando los introduzcamos en la boca, hay que masticarlos saboreándolos, analizando cómo se va transformando en la boca su sabor y su textura. De esta manera aprenderemos a apreciar mejor los sabores y disfrutar más de los diferentes alimentos, siendo conscientes de lo que estamos ingiriendo.