Muchas personas siguen preguntándose cada día si es mejor ponerse a dieta o realizar ejercicio. Hay partidarios de los dos extremos, si bien es cierto que la proporción ha variado mucho en los últimos años, ya que cada vez hay más personas enganchadas al deporte cosa que antes no ocurría tanto, por lo que la balanza estaba desequilibrada hacia la mayoría, que se volcaban en las dietas. La realidad es que si se miden todas las variables, especialmente la saludable, siempre es mejor quemar calorías que cortarlas por mucho que cueste ponerse a entrenar aunque por otro lado la eficacia de una dieta sea siempre mayor en el corto plazo que es el que buscan gran parte de las personas que se hacen esta pregunta.
Las dietas son un mundo peligroso en el que hay que saber asesorarse muy bien para no cometer irresponsabilidades graves con el cuerpo. Son una solución obvia para perder peso pero el componente deporte siempre va a estar en las recomendaciones de cualquier endocrino o nutricionista responsable y experto. Una dieta saludable es algo básico en la salud de las personas, pero el problema llega cuando muchas deciden hacer determinados planes de alimentación para perder peso que son auténticas burradas. En no pocas ocasiones le están quitando al cuerpo nutrientes que necesita para funcionar de manera óptima a cambio del único objetivo de perder peso sin saber la gravedad de las consecuencias que eso puede tener.
En cualquier caso, siempre es bueno tener una planificación alimenticia, aunque el objetivo no sea perder peso. Y siempre hay que guiarse por un especialista y evitar lo que podríamos llamar la “automedicación de la alimentación” que es un clásico entre demasiadas personas.
Mientras con las dietas se pueden encontrar contraindicaciones importantes (como hemos explicado, nunca contra una dieta variada y sana, que es una necesidad para la salud), esto no ocurre con el ejercicio físico. El único problema derivado de mover el cuerpo es cuando uno realiza sobreesfuerzos que provocan una lesión. Basta con incorporar 30 minutos de actividad al día para que el cuerpo encuentre esa rutina saludable que necesita. No hacen falta planes de entrenamiento militares. Simplemente ser constantes con el ejercicio físico y entrenar al ritmo del estado de forma de cada uno. Si tus objetivos son mayores obviamente tendrás que tener una carga de trabajo mayor, pero si hablamos de estar sano y partes de un peso normal, basta con esta media hora.
Es verdad que los resultados a corto plazo siempre son más visibles con las dietas, pero el aporte que hace el ejercicio al cuerpo humano (y a la mente) es casi del 100% en clave positiva. Fortalece huesos y músculos, libera y descansa la mente, te permite equilibrar tu peso y encima cambias la grasa por masa muscular. Y también promueve un intangible tan importante como es el hábito por una vida saludable: hacer deporte suele implicar que tengas menos gusto por sustancias nocivas como el alcohol o el tabaco, y que también quieras comer alimentos y platos más sanos.
En cualquier caso, es fundamental llevar un equilibrio entre dieta y ejercicio. No hay que ser un talibán de ninguna de las dos cosas y uno puede disfrutar de los placeres de la vida sin necesidad de quitárselos. Simplemente hay que ser responsable e incorporar el deporte a la rutina semanal optando a la vez por buenos hábitos alimenticios. La mezcla de ambos factores es el pilar más fuerte que existe para sujetar una vida larga y saludable.
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