Food trucks: la nueva comida rápida que amenaza a la salud

Los food trucks son la nueva comida rápida que amenazan a la salud (iStock)

Se trata de una tendencia norteamericana que viene, al parecer, para quedarse y con ella, temen los expertos del Instituto Médico Europeo de Obesidad, nos enfrentamos a una nueva oleada de comida rápida, promocionada como "novedad gastronómica sobre ruedas". Aunque en España se le atribuye un toque gourmet, en muchas ocasiones las gastronetas o los food trucks se convierten en un escaparate de street food, donde el 90 por ciento de la oferta consiste en hamburguesas, sándwiches y perritos calientes colmados de salsas; patatas fritas y chips; helados, crepes y muffins; pizza y pasta precocinadas; más platos de cocina nacional, criolla y asiática a base de fritos, empanados o rebozados.

Con el fin de abordar el problema de fondo, el IMEO ha clasificado los 20 fast food más populares en función de su orientativo aporte calórico y destaca las ventajas del un tupper con comida preparada en casa ante los platos precocinados que deleitan más que nutren.

Aunque en España este movimiento no tiene los permisos necesarios para vender comida en la calle, pueden ejercer su actividad en eventos privados, mercados o festivales de música. Normalmente es competencia de los ayuntamientos regular los food trucks en su espacio público y no hace mucho París aprobó una normativa que les permite ejercer de forma rotatoria en medio centenar de puntos en la capital francesa. Esta moda suscita mucho interés en quienes buscan la oportunidad de abrir un restaurante propio a bajo coste en zonas con pobre oferta gastronómica.

Aunque en España no tienen los permisos necesarios para vender comida en la calle, los food trucks pueden ejercer su actividad en eventos privados. (iStock)

Efectos negativos en la salud

"Los food trucks encajan perfectamente en el estilo de vida americano que tan bien nos ha vendido la industria cinematográfica, pero distan mucho de la realidad de una sociedad castigada por altas tasas de obesidad e índices de mortalidad en materia de cáncer, enfermedad cardiovascular y respiratoria, Alzheimer o la diabetes", señala Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del IMEO. Esta situación podría mejorar mucho, si cambia el patrón alimentario actual hacia uno más saludable, dando prioridad al consumo de frutas, verduras y legumbres frente al de carnes procesadas, grasas saturadas, azúcares y harinas refinadas.

"En temas gastronómicos no deberíamos dejarnos influenciar del país que ha creado e implantado con tanto éxito conceptos como comida rápida y comida basura, configuradas íntegramente de alimentos que componen la lista de los 35 más adictivos" (publicada en 2015 en la revista estadounidense PloS One y elaborada por científicos de la Universidad de Michigan y el Centro de Investigación de la Obesidad Nueva York), señala Bravo. Fomentar su consumo supondría un cortapisas para la dieta mediterránea y sería un mal ejemplo para los más jóvenes y su cultura alimentaria.

"El principal problema de estos productos es que aportan demasiadas calorías y favorecen el exceso de peso entre quienes los consumen con cierta frecuencia", apunta la nutricionista Estefanía Ramo. Con tan sólo una comida se podría ingerir la totalidad de energía diaria necesaria. Calentada este tipo de comida es aún más indigesta y es poco recomendable para niños y menores de edad en los que se acentúa más el efecto de 'empacho'.

"Si una persona de 60 kilos, por ejemplo, toma un menú común de food trucks compuesto por hamburguesa completa, patatas fritas, cola y muffin, equivalente a unas 1761,24Kcal, para quemarlo necesitaría caminar durante 8 horas y 20 minutos o jugar a fútbol 3 horas y media2", añade Ramo.

Además, el consumo frecuente de alimentos fritos, rebozados y empanados, que tienen más cantidad de grasas saturadas, podría incrementar los niveles de colesterol "malo" aumentando el riesgo de obesidad y enfermedades cardiovasculares. Los productos pre-elaborados y precocinados también llevan más sal, por el hecho que el sodio también se emplea como conservante, lo que influye negativamente en la hipertensión arterial y en la retención de líquidos. Otro inconveniente son los aditivos o condimentos fuertes que les añaden para estimular el apetito que con el tiempo pueden crear hábito.

Tupper contra fast food

Los expertos del IMEO proponen comparar una fiambrera preparada en casa con ensalada de pasta con verduras y un plato precocinado de macarrones a la boloñesa obtenido en un establecimiento de comida rápida. El tupper de ensalada de pasta preparada en casa con 100gr de pasta integral cocida, 75gr de brócoli al vapor, 30gr de cebolla roja cruda, 30gr de pimiento rojo crudo, 100gr de tomate natural en taquitos, cuchara aceite de oliva virgen, sal, vinagre y pimienta tiene 332 Kcal. mientras que el plato de pasta boloñesa con 100gr de pasta cocida, 100gr de carne de ternera, 125gr de salsa boloñesa elaborada con aceite de girasol, cebolla, zanahoria, tomate, caldo de vacuno, ajo, albahaca y pimienta y azúcar aporta hasta 570 Kcal. Un ejemplo de lo importante que son las recetas ligeras en nuestra dieta y lo fácil que puede ser hacerlas en casa. Ahorraremos en dinero y salud.

"Aunque ambos platos tienen cantidades iguales (325g) y niveles de carbohidratos similares, ya que utilizan como ingrediente principal la pasta, la diferencia en calorías es significativa, teniendo casi el doble el plato de comida rápida", señala Andrea Marqués, experta en nutrición y gastronomía. Es importante tener en cuenta que los macarrones a la boloñesa precocinados pueden tener hasta tres veces más grasas y niveles de sodio superiores. En cuanto al resto de vitaminas y minerales, a pesar de tener proporciones similares, el plato elaborado en casa aporta un nivel muy superior por incluir una base fundamental de verduras y una mejor conservación de los nutrientes que el plato de comida rápida que, además, puede llevar diversos aditivos, colorantes y conservantes.

Ana Verónica García: