Con el mindfulness en plena expansión en nuestra sociedad como una vía para conseguir la atención o conciencia plena, esta técnica milenaria podría convertirse en la más eficaz forma de controlar el peso más allá de planes de alimentación o dietas a través del mindful eating. Si el mindfulness nos ayuda a manejar los pensamientos y las emociones con las que nos encontramos cuando tomamos conciencia de ellos así como a distanciarnos lo suficiente para poder verlo sin que nos afecte tanto, el mindfuleating puede ayudarnos a mantener la vigilancia en nuestra alimentación, es decir ayudarnos a decidir qué debemos comer y establecer una nueva y más saludable relación con la comida no dirigida por nuestras emociones. Así lo expone Susan Albers en su libro "Mindfulness y alimentación. Cómo relacionarse con la comida de manera equilibrada", en el que enseña a seguir una alimentación sensata y a saber «cuánto» y «qué» debes comer.
“Las sensaciones y emociones que señalan cuándo estás saciado, hambriento o simplemente deseas comer algo delicioso son una compleja combinación de sentimientos e impresiones físicas, y si te muestras atento y sensible a estas claves, tu alimentación será sana, controlada y convenientemente regulada” afirma Albers.
El término mindfuleating define un movimiento, una corriente de pensamiento y estilo de vida de conocimiento del propio cuerpo y las sensaciones y, a través de la meditación, la visualización y otras técnicas de entrenamiento mental, ser consciente de la cantidad de alimento que necesitamos en cada momento. Por lo tanto, el mindfuleating o alimentación consciente puede convertirse en la forma más eficaz y duradera de acabar con los problemas de sobrepeso, las interminables y estrictas dietas con terribles efectos rebote y tan peligrosas para la salud así como con los innumerables problemas de alimenticios relacionados con los problemas emocionales, el estrés, etc…
En una de las famosas charlas TED, la invitada Sandra Aamodt, hablando sobre porqué casi nunca funcionan las dietas, explicaba que muchos de los “problemas con nuestro peso se reducen a que comemos aún cuando no tenemos hambre” por lo que apostaba por “aprender a leer las señales que nuestro cuerpo nos envía: comer cuando tenemos hambre, y dejar de comer cuando ya estamos llenos”. ¿Y cómo se consigue eso? Con el mindfuleating.
Esta técnica basada en la meditación y el yoga no se aprende en una comida, o sí, pero hay que trabajarlo diariamente para convertirlo en un hábito mientras se consolida la forma de acercarse a los alimentos, de elegirlos y de disfrutar de la comida de forma consciente, reconociendo las señales que nos va enviando nuestro cuerpo y sin que nuestra relación con la comida se convierta en una lucha. Comer atentos implica “concentrar totalmente la atención en el proceso de comer, en todos los sabores, olores, pensamientos y sensaciones que surgen durante una comida” recalca Jan Cozen Bays que invita a “sintonizar con la propia sabiduría del cuerpo en lo relativo a qué, cuándo y cuánto comer; comer menos sintiéndote saciada o saciado; identificar tus hábitos y pautas alimentarias; desarrollar una actitud más compasiva con respecto a tus luchas con la comida; descubrir qué anhelas de verdad”.
¿Por dónde empezar?
Diariamente nuestro cerebro está sometido a multitud de estímulos visuales, aromáticos, sonoros..., que pueden hacernos perder el foco de lo que realmente importa y lo que no y cuando esos estímulos nos saturan o nos generan emociones desagradables tendemos a desahogarnos con la comida, recurriendo a alimentos perjudiciales y altamente adictivos (como los azúcares refinados o alimentos procesados con saborizantes artificiales, etc…). Hay que darle a la comida su lugar correcto como fuente de vida y salud y no como un paño de lágrimas, un premio o recompensa o un compañero en la soledad. Si el hambre no es el problema, la comida no es la solución.
Para poner el foco en lo que de verdad importa y comer con atención plena, Sandra Aamodt sugiere empezar por “comer sin distracciones, y esto incluye el móvil, la tablet, el ordenador o la televisión, para saber cuándo nuestro cuerpo nos dice que no necesita más comida” y “comer cuando tenemos hambre, pero saber cuándo tenemos que parar”, que no tiene por qué ser cuando nos hemos acabado toda la comida que hay en el plato.
Pero ¿cómo saber si es hambre o apetito? El cuerpo tiene la respuesta. Si notamos un pequeño dolor en la boca del estómago y te comerías una manzana o una zanahoria probablemente sea hambre pero si sólo vienen a la cabeza golosinas, comida basura o simplemente no se sabe qué es lo que se quiere es más probable que se trate de ansiedad, estrés, nervios, etc… El primer paso ya está dado y es uno de los más difíciles de llevar a cabo a la hora de controlar el impulso de comer y empezar a hacerlo de forma consecuente y sana.
En un ejercicio de acercamiento gradual al alimento y de toma de consciencia de lo que vamos a comer, es recomendable, según Gala Almazán, psicoterapeuta de Método Thinking hacer unas respiraciones profundas al sentarnos a la mesa, mirar la comida que tenemos enfrente, incluso olerla y/o tocarla antes de llevárnosla a la boca. Para llevar a cabo una alimentación consciente es muy importante comer con cabeza, masticando despacio y varias veces, disfrutando de los sabores, dejando los cubiertos en la mesa, aprovechando para conversar con los demás comensales, mirándoles a los ojos y no a los platos, beber mientras se come, etc.
Hay que evitar la lucha con la comida y focalizarse en el resto de las cosas: compañía, charla, diversión, ambiente… Es decir, no buscar el consuelo y la recompensa en la comida sino en todo lo demás. La sensación de saciedad tarda en llegar del estómago al cerebro unos 15-20 minutos por lo que si se come despacio, haciendo pausas de 20-30 segundos desde que se traga un bocado hasta el siguiente la saciedad se desencadenará antes y será más fácil dejar de comer cuando hayamos comido lo suficiente. Utilizar cubiertos pequeños o incluso palillos pueden ayudar a comer más despacio y ser más consciente de las cantidades que se comen.
La creadora del Método Atrévete a Comer Pilar Casanova sugiere también “beber un vaso de agua antes de sentarse a comer, para parar la actividad cotidiana y que la mente registre el cambio de actividad que se avecina, así como comer siempre sentado, ante un plato, con cubiertos porque así nos preparamos mentalmente para comer con calma y sin ansiedad”.
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