Uno de los debates de moda durante la pausa del trabajo y en las cenas de amigos son los lácteos y su papel en la dieta saludable. Suele ser un tema que genera bastante crispación porque hay grandes fieles a estos productos que se enfrentan a los que han decidido retirarlos de su alimentación.
La intolerancia a la lactosa es un problema que afecta a muchas personas, pero hay otras que han decidido autodiagnosticarse para así y dejan de tomar lácteos. Esto puede suponer un peligro si no sustituyes los nutrientes que los lácteos aportan al cuerpo con otros alimentos que los tengan también. Por eso, debe ser el especialista el que haga las pruebas necesarias y la diagnostique.
Hasta ese momento, quitarse los lácteos no es conveniente ya puede conllevar consecuencias negativas. Además, no todos los lácteos tienen la misma cantidad de lactosa y tampoco se digieren igual: por ejemplo, el yogurt actúa de manera completamente diferente a la leche así que es necesario informarse bien y no meter a todos los alimentos en el mismo saco.
En general, todos los lácteos suponen un tremendo aporte de proteínas de valor biológico al cuerpo, además de grasas saludables, hidratos de carbono, vitaminas como la A o la B12, y sobre todo minerales como el calcio. Sin lácteos, es muy complicado equilibrar una dieta al 100% con otros alimentos sustitutivos.
El caso del calcio es especialmente delicado porque tiene una importancia capital en el correcto crecimiento y fortalecimiento de los huesos, especialmente en la infancia, y también en la protección de los mismos durante la edad adulta. Además, la ausencia del mismo se ha demostrado que eleva el riesgo de desarrollar determinadas enfermedades como la diabetes o la hipertensión.
Pese a que muchas personas que deciden retirarlos de su dieta creen que causan el sobrepeso, los lácteos no tienen un aporte calórico demasiado alto, y menos aún si se compara con todos los nutrientes que aportan. De hecho, los endocrinos utilizan este grupo como uno de los cimientos para combatir la obesidad. Son parte principal de una dieta equilibrada. El tomarlos, sobre todo la leche, suele provocar un aumento de peso porque no sacian igual las comidas sin los lácteos.
En definitiva, no se debe prescindir de los lácteos si no hay una necesidad sanitaria diagnosticada por culpa de una intolerancia. Al contrario, para proteger los músculos y prevenir al cuerpo ante enfermedades crónicas, se deben tener como pieza fundamental de cualquier dieta saludable hoy en día, sobre todo la leche y los yogures.
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