Muchas veces confundido con una verdura, el ruibarbo es una fruta originaria de Asia conocida por su sabor ácido que se complementa perfectamente con el dulce que los azucares, mieles y otras frutas confieren a los postres en cuya elaboración se utiliza. Pariente del apio esta planta de grandes hojas verdes y tallo de color rojo, tiene muy pocas calorías, unas 20 calorías por cada 100 gramos, y un alto contenido en fibras y muchos otros nutrientes que le confieren gran cantidad de beneficios para la salud y su utilización medicinal.
Antes de nada, hay que destacar que sólo su tallo es comestible, las hojas son tóxicas, ya que contiene ácido oxálico, una sustancia que puede provocar insuficiencia renal o enfermedades metabólicas. El tallo se puede comer crudo o utilizarlo como ingrediente en repostería o en la elaboración de conservas, así como la raíz. También se utiliza para elaborar remedios medicinales con múltiples beneficios para la salud en infusión o en polvo.
Uno de sus beneficios más alabados es su poder adelgazante ya que tiene mucha fibra y es muy saciante, tiene pocas calorías y no tiene prácticamente grasa pero, además, tiene propiedades laxantes, sirve para aliviar malestares estomacales y frenar la diarrea o incluso aliviar las hemorroides y las inflamaciones abdominales. Además, la raíz puede eliminar ciertos parásitos intestinales, favorece la cicatrización de las úlceras duodenales así como la eliminación de piedras en el riñón.
El ruibarbo contiene el 45% de la cantidad necesaria de vitamina K, fundamental para tener huesos sanos y proteger el cerebro contra el daño neuronal, frenar el envejecimiento cerebral y, con ello, ayudar a la prevención del Alzheimer, además de mejorar la memoria y retrasar la aparición de la demencia.
Además de vitamina C, beneficiosa contra las infecciones, el ruibarbo es rico en vitamina A, un antioxidante natural que mantiene la piel firme, favorece el buen estado de la vista y ayuda a prevenir el cáncer de pulmón y boca. Entre los beneficioso que tiene para la piel, destaca la acción antibacteriana y antifúngica, neutralización de los radicales libres.
Por otro lado, el ruibarbo es una fuente natural de hierro, calcio, magnesio, vitamina B, colina y ácido fólico que ayuda a eliminar toxinas, a que los vasos sanguíneos funcionen correctamente, a mantener el corazón sano mediante el control de los niveles de colesterol, disminuir los niveles de viscosidad de la sangre y evitar derrames y coágulos, favorece el sistema autoinmune. Gracias al manganeso regula los niveles de azúcar en la sangre, por lo que es un gran aliado de los los diabéticos y, como es bajo en sodio y grasas saturadas también lo es de las personas que sufren de enfermedades del corazón.
Sin embargo, no todo son beneficios, ya que, aparte de la toxicidad de sus hojas, no se recomienda el consumo del tallo o las raíces en casos de gota o artritis y puede acabar dañando el esmalte dental.