Aunque el colesterol es un tipo de grasa natural necesaria para el correcto funcionamiento del organismo como la formación de ácidos biliares, responsables de la digestión de las grasas, de formar determinadas hormonas sexuales y tiroideas, su acumulación en exceso en las paredes de las arterias formando placas duras que obstaculizan el paso normal de la sangre o se desprenden y obstruyen vasos de pequeño calibre y puede convertirse en uno de los más grandes y silenciosos enemigos del ser humano. El peligro de tener el colesterol alto radica en que su acumulación en las paredes de las arterias puede provocar graves enfermedades cardiovasculares que pueden derivar en infartos o derrames cerebrales, Y silencioso porque no tiene una sintomatología clara ni muy evidente y que, además, puede ser confundida con otros trastornos de salud más comunes que pueden desaparecer de forma espontánea. Los síntomas de que los niveles de colesterol son altos, además, suelen tardar en presentarse por lo que la prevención en este sentido es fundamental.
Hay dos tipos de colesterol:
- Colesterol bueno: llamado HDL o de alta densidad, se encarga de llevar las grasas de los tejidos al hígado. Los niveles recomendados de este colesterol en la sangre deben ser mayores a 35 mg/dl.
- Colesterol malo: llamado LDL o de baja densidad que lleva la grasa del hígado al resto del organismo. Los niveles recomendados son de 130 mg/dl en caso de que no haya antecedentes médicos de enfermedades coronarias, de haberlas se recomienda que sean 100 mg/ml.
En casos extremos de colesterol alto, en los que supera los 300 mg/dl o más, la persona presentan xantomas, nódulos de grasa que se acumulan por debajo de la piel, o xantelasmas, manchas amarillas que surgen en las esquinas interiores del párpado y en los tendones. La manera más fácil de controlar el nivel de colesterol es haciéndose análisis de sangre periódicamente ya que sin él no hay forma de predecir el aumento de los niveles de LDL en sangre. Además existen factores que pueden ayudar a encender las alertas como llevar una mala alimentación y una vida sedentaria, tener sobrepeso, abusar del alcohol, fumar, el estrés, además de otros factores genéticos pero, aparte de estos factores, hay una serie de señales y síntomas que avisan de que tenemos el colesterol alto:
- Hinchazón de extremidades y entumecimiento de las extremidades
- Mareos y pérdidas de equilibrio
- Pérdida de equilibrio
- Visión borrosa
- Dolor en el pecho
- Agitación al caminar o realizar las actividades físicas diarias
- Sensación de pesadez y dolor en la zona hepática y vesicular.
- Boca pastosa y halitosis.
- Pesadez en el estómago y dificultades para llevar a cabo los procesos digestivos, en especial tras ingerir alimentos con altos contenidos de grasa.
- Eructos, gases e indigestión después de comer.
- Dificultades en el ritmo intestinal con tendencia al estreñimiento.
- Más ganas de dormir de lo normal.
- Urticaria o prurito en la piel.
- Dolor de cabeza o migraña.
- Sudores fríos
En caso de presentar varios de estos síntomas lo mejor es visitar al médico. Y si no es el caso pero para evitar sustos, es recomendable realizarse análisis de sangre periódicamente, llevar una alimentación saludable en la que se incluyan alimentos que ayudan a reducir el colesterol y realizar actividad física de forma constante.