El calentamiento es un proceso básico para afrontar cualquier tipo de actividad física. Pone en marcha nuestro sistema circulatorio y locomotor y también nos prepara psicológicamente para la actividad que vamos a afrontar. Tenemos que adecuar los ejercicios a la actividad que vamos a realizar, ya que no es lo mismo hacer unos calentamientos para running que para un ejercicio más explosivo.
En estas líneas, nos vamos a centrar en los calentamientos a realizar, antes de salir a correr, con tres premisas básicas que no podemos saltarnos nunca, previamente al running.
Movilidad articular
En primer lugar, debemos movilizar nuestras articulaciones. Comenzaremos con rotaciones circulares de nuestros tobillos y rodillas. A continuación, pondremos las manos en nuestras caderas y las moveremos hacia ambos lados. Tras calentar las caderas, es el turno de los hombros, que pondremos en marcha con rotaciones circulares. Y, por último, no debemos olvidarnos nunca del cuello. Podemos calentar nuestro cuello realizando los típicos movimientos de 'sí' y 'no'.
Cuando hayamos movilizado todas estas articulaciones, podemos acostarnos en el suelo, levantar las piernas y hacer el movimiento de la bicicleta durante unos 30 segundos. Este ejercicio nos ayudará a poner en marcha el sistema cardiovascular.
Trote ligero
Correr, antes de correr. Pues sí, antes de realizar la carrera que tenemos proyectada en nuestro entrenamiento, haremos un trote ligero, para acabar de activar nuestra circulación y que nuestros músculos se adapten al ejercicio que se les viene encima.
No estirar
Parece contraproducente, pero, en lugar de aconsejar un ejercicio, preferimos recomendar no hacer uno. Nuestro objetivo es acabar con una mala práctica común entre muchos runners. Si, únicamente, vamos a realizar carrera continua, estirar antes es contraproducente, ya que los músculos no están preparados para soportar esta tensión. Eso sí, al acabar de rodar, debemos proceder a realizar los estiramientos pertinentes.