¿Cómo afecta la frecuencia cardíaca a tu ritmo de carrera?

Hay muchos relojes, de varios precios, que miden la frecuencia cardiaca (iStock)

Cuando comenzamos a correr no le damos demasiada importancia a la frecuencia cardíaca. En esos primeros días de zancadas solo pretendemos hacer algo de deporte, quizá adelgazar, puede que ponernos morenos… Del corazón lo único que sabemos es que parece que se nos va a salir por la boca.

Pero pasan los días y nos va gustando. Empezamos a pensar en hacer una 5K. Queremos completar ese circuito que empieza en la puerta de nuestra casa en menos tiempo. Vamos más rápido, hacemos cambios de ritmo, en definitiva, nos lo tomamos un poquito más en serio. Y, de repente, empezamos a tener necesidad de cosas que, solo unas semanas o un mes antes, creíamos propias de los profesionales, entre ellas, un reloj que nos  marque la distancia, el ritmo medio y, por supuesto, la frecuencia cardíaca.

¿Por qué es importante conocer la frecuencia cardíaca cuando vas corriendo?

En primer lugar, por supuesto, por una cuestión de salud. Nuestro corazón es demasiado importante como para desdeñarlo. Debemos saber a qué pulsaciones podemos correr y evitar superarlas. Esto es deporte, vamos a sufrir, pero hay que intentar correr los menos riesgos posibles. Y si puede ser ninguno, mejor.

Para calcular la frecuencia cardíaca máxima lo mejor es recurrir a un especialista. Pero si todavía no estamos en ese  punto de profesionalidad, hay un truquillo de andar por casa: simplemente hemos de restar 220 menos la edad (en el caso de los hombres) y 226 menos la edad (en las mujeres).

Y la otra razón principal por la que debemos conocer nuestra frecuencia cardíaca cuando hacemos running tiene que ver directamente con el rendimiento. Puede que creamos que vamos al máximo, y resulta que todavía tenemos un amplio margen para aumentar la frecuencia y, por ende, el ritmo. Según vayamos entrenando y mejorando nuestra condición física, veremos que antes íbamos a un ritmo alto con, por ejemplo, 180 pulsaciones. Sin embargo, un mes después, mantenemos ese ritmo sin superar las 165. Eso quiere decir que estamos mejorando.

¿En qué nos ayudará la frecuencia cardíaca cuando estamos corriendo?

Nuestros entrenamientos, o, mejor dicho, la lectura que hagamos de ellos, será mucho más completa con un pulsómetro en el pecho y un reloj en la muñeca, ¿por qué?

Si la frecuencia cardíaca se dispara, es el momento de parar (iStock)

1.- Control

Si las pulsaciones se disparan, sabemos que hay que parar.

2.- Análisis

Es lo que explicábamos antes, si hacemos exactamente el mismo entrenamiento, a un ritmo muy similar, y antes terminábamos con unas  pulsaciones de media de 175, pero ahora han bajado a 160, es que estamos haciendo algo bien.

3.- Sobreentrenamiento

Corremos, hacemos pesas, circuitos de fuerza y no mejoramos. Además, tenemos dolores y las pulsaciones se nos van mucho más altas que antes. Son síntomas de sobreentrenamiento. El descanso también forma parte del entrenamiento, grábate esta frase a fuego.

4.- Tipos de entrenamiento

Se puede diseñar un entrenamiento teniendo en cuenta la frecuencia cardíaca. Y no me refiero a que establezcamos las zonas de entrenamiento, que es una cosa muy positiva, pero en la que ya entraríamos en aspectos  mucho más técnicos. Simplemente, podemos hacer un entreno en el que, por ejemplo, cada 10 minutos hagamos uno a nuestra frecuencia máxima.

5.- Reposo

Y cuando terminemos ese minuto, bajamos el ritmo y comprobamos cuánto tiempo tardan nuestras pulsaciones en estabilizarse.

Como corolario, se puede decir que correr sabiendo las pulsaciones hará que conozcamos mucho mejor nuestro cuerpo y nuestro rendimiento.

Oscar Fernandez: