Entre las múltiples "micro-lesiones" que suceden en el pie del runner y que no revisten la mayor gravedad, hay una en especial que destaca por su elevada incidencia, y es que se pueda poner una uña negra en el pie. Aquí van algunos motivos que explican este hecho y cuyo conocimiento, nos ayudará a evitarlo.
1. Causa principal: el hematoma subungueal
Las uñas se vuelven negras (exceptuando por las infecciones onicomicóticas) por la rotura de uno o varios capilares sanguíneos del lecho subungueal por un agente lesional traumático. La sangre quiere salir hacia fuera, pero la uña hace de tope y no permite que se drene, y por tanto se queda coagulada bajo la placa ungueal.
2. Tallaje pequeño
Usar una zapatilla excesivamente pequeña aumenta el roce de la punta del pie contra el final de la zapatilla, hecho que se agudiza en la fase de despegue, donde el pie cae hacia la región distal del calzado y se favorece el impacto de los dedos, y en concreto de las uñas, con el tope del mismo, produciéndose la ruptura del lecho sanguíneo que irriga la uña.
3. Calcetines extremadamente apretados
Una presión extra de la puntera del calcetín muy tenso, o un calcetín excesivamente grueso, combinado o no con alguna arruga, puede provocar la laceración de la red vascular ungueal por fenómeno compresivo.
4. Zapatillas excesivamente grandes
Que un pie vaya excesivamente suelto en el interior de la zapatilla deportiva también implica que éste tenga mucho recorrido en el interior del zapato, y que se pueda escurrir hacia delante, haciendo que choque la puntera del pie con la del zapato. Este gesto repetitivo durante "x" kilómetros en el runner, puede provocarle esta dolencia tan común.
5. Alteraciones biomecánicas
Dedos en garra, en martillo, hallux limitus, hallux rígidus y demás deformidades digitales, pueden acarrear que la uña del dedo implicado choque excesivamente o con el techo de la zapatilla o con la suela, provocando dolor y daño subungueal.